Localización: está situada entre el municipio de Sanxenxo y el del Grove en el extremo occidental de la comarca del Salnes
Descripción: El arenal de arena blanca y fina de aguas cristalinas tiene una longitud de 2500m y una anchura media de 20m, una de las playas más grandes de Galicia, limita al norte con la península del Grove y al sur con el municipio de Sanxenxo
Como llegar: Desde Sanxenxo o Portonovo tomar la carretera C-308 en dirección o Grove si se quiere ir por la costa. Por la autovía del Salnes V. G-41 que finaliza en el aparcamiento de la playa, hay sobre 10 kilómetros de distancia.
Coordenadas: 42°26’54.1″N 8°52’37.0″W
Consejos fotográficos: El mejor momento para ir a fotografiar la playa es cuando está la marea baja ya que al no tener un desnivel pronunciado es como un espejo en lo que todo se refleja dándonos la oportunidad de hacer unas fotos con simetrías y formas impresionantes, cualquier hora del día es buena con la marea baja, pero mejor ir a la ultima hora de la tarde ya que la luz en esos momentos es mágica: el sol al ponerse le da color a la arena y parece dorada. También tenemos la oportunidad de hacer fotos a diferentes deportes acuáticos como el surf el windsurf o el kitesurf deportes muy practicados en esta playa. Se celebran varios campeonatos durante el año como el campeonato Rias Baixas Pro o el ASP Europe. Aconsejo llevar ropa de abrigo y unas buenas botas: es una playa abierta que da mucho el viento y suele haber a última hora de la tarde mucho frío.
Leyenda: Esta mítica playa hunde sus raíces en atávicos ritos de fertilidad. Dicen que en noches de plenilunio las mujeres estériles que toman un baño de nueve olas en A Lanzada se tornan fecundas. Se desconoce el origen de este primitivo ritual y tampoco está muy claro si su efecto prodigioso se debe a la temperatura de las gélidas aguas que azotan este arenal o si por el contrario estará ligado a la presencia de Nuestra Señora de A Lanzada, que desde su ermita a pie de playa presencia el ritual iluminado por la luna llena. Relacionada probablemente con la numerología celta, donde el nueve es un número sagrado, esta antigua tradición ha perdurado hasta nuestros días y basta con acudir a la ermita la noche de San Juan o el último sábado de agosto, día en que se celebra allí una multitudinaria romería, para cerciorarse de su vigencia.
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